Los últimos analfabetos.

Todos tenemos nuestro tópicos. Uno de los míos es decir que quienes quitan el dolor y enseñan a leer y escribir tienen ganados, por derecho propio, el cielo. Los primeros permiten la vida y los segundos permiten que la descubras. Es algo que aprendí desde mi infancia más temprana, en los años en los que la enfermedad -y muy habitualmente el dolor- me acompañaban. Cada vez que una inyección o una pastilla me calmaban mis habituales dolores reumáticos o de garganta, el mero hecho de sentirse bien, era objeto de alegría. Y entonces podía leer los comics de Tintín -que aún conservo y que defiendo a capa y espada-, las aventuras de los Cinco, los tebeos de D. Miki... Leer nos abre al mundo y permite que éste entre en nosotros. Y nunca es tarde para ello. Héroes voluntarios y desconocidos, que entregan su tiempo, su paciencia y también su habilidad, lo hacen posible. Este video, tremendamente conmovedor, da muestra de ello.