El cartel de los sapos.

Me gustan las series de televisión. Mis amigos lo saben y no es un secreto. Después de más de tres años acabamos de terminar de ver la séptima y última temporada de "El ala oeste de la casa blanca". Estupenda, sentimental, premonitoria.
Hace unas semanas, a su regreso de Medellín, mi buen amigo Carlos Uribe ha tenido la gentileza de traerme la primera temporada -40 capítulos nada menos- de una serie producida por Caracol que ha arrasado en Colombia y Latinoamérica: "El cartel de los sapos". Un "sapo" en el habla colombiana es un "chivato", "un delator". La serie narra la historia de los cárteles colombianos después de la caída de Pablo Escobar. Una de las claves del éxito ha sido que, a pesar de ser una serie de ficción, el espectador que conoce la realidad colombiana puede identificar perfectamente a cada personaje con la persona real.
Hoy veo que El País dedica un artículo a esta serie de televisión. Gracias a mi DivX de menos de treinta Euros -multizonal y magnífico- voy por el capítulo número 20. Realmente increíble.

Memoria histórica y pozo de Arucas (Gran Canaria)

Esta es la primera foto que se hace pública del llamado "Pozo de Arucas", un pozo en Gran Canaria donde fueron "enterrados" los masacrados en la guerra y postguerra civil. Una imagen vale más que mil palabras. Hay quienes, en lugar de un enterramiento digno, propugnan el olvido cobarde e interesado.

Un cartel bonito.

Bonito cartel....siempre Neruda.

Conferencia en Valladolid.

El martes, la Asociación de Artistas Visuales de Castilla y León me ha invitado a pronunciar una conferencia sobre los derechos y problemática jurídica de los artístas plásticos en el Museo de Arte Contemporáneo de Valladolid. En el acto, y con otra magnífica ponencia acerca de la función de VEGAP, tuve la oporunidad de conocer a Belén Álvarez, Directora de los Servicios Jurídicos de dicha institución quien, causalmente, resultó ser paisana.
El encuentro, una vez más, me dio la oportunidad de estar entre creadores y artistas quienes, indudablemente, son gente que tienen algo especial. Los gitanos, en calé, lo llaman "duende".

Maelo Ruíz.

Otro descubrimiento musical. Cada vez que vuelvo de América Latina, ya sea Colombia o Nicaragua, siempre regreso con un descubrimiento musical o literario nuevo. La tiranía de la industria -y de la distribución de los productos culturales- impide que en España conozcamos artistas o escritores que en el mundo hispano son auténticas estrellas. Uno de ellos es Maelo Ruíz. Durante mi reciente estancia en Bucaramanga (Colombia) escuché por primera vez sus canciones. Sonaban en la radio, en las salas de baile. Guiado de la mano de mis queridas anfitrionas bumanguesas -Natalia, Luisa, las dos Carolinas y Sonia- di mis primeros pasos de baile; desde la cumbia hasta la salsa pasando, ¡cómo no!, por el vallenato. Al llegar a esta gélida Salamanca reescucho esta música que trae sabores de la tierra caliente colombiana y compruebo que suena tan bien como en aquellas tierras.